domingo, 24 de abril de 2016

Y al fin sintió.


Se convertían en aves las palabras de tan solo pensar, alzando un vuelo imparable para perderse en la lontananza, millares de ideas disparadas desde mi lápiz, millares de oraciones perdidas en un espacio sin fin, disueltas en esta laguna mental que desborda e inunda todo mi ser, sin esperanza de ser escuchadas, de ser leídas, marchitándose por temor a manifestarse, carcomiéndose con el filoso tiempo que se inca en su garganta para asesinarlas...Nunca está tan tranquilo como cuando la tormenta está por comenzar, y jamás se está tan aturdido como cuando está por terminar.

Se resbala la vida por entre los dedos, el tiempo solo pasa corriendo sin advertir que se acelera cuando todo marcha bien, y marca despacio su viaje cuando la suerte te gira la mirada, desde aquella lóbrega noche, en la que el gigante de asfalto yacía majestuoso e inerte, esperando las gélidas caricias del viento, pude sentir finalmente, y hundida mi cara el óxido de la baranda caí en cuenta del inmenso desorden que causan las emociones por toda mi alma, esas pequeñas hadas del sentir que revolotean en nuestros adentros y surcan los infinitos confines de la imaginación hoy están inquietas, excitadas con el hallazgo que marcaría el fin de su autómata vida, y es que entre las abandonadas ruinas de un corazón partido por la vida, te encontraron a ti...

Cristian Pérez--Countri15

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