El temor brotaba de su piel, la soledad rondaba su ser con un afán impasible, sus piernas estaban agotadas de caminar la vida, sus heridas tardaban más en cicatrizar, siempre escuchando el rugido de las vías, donde se escurrían sus sueños, siempre entre la multitud, donde su voz no se escuchaba por los gritos de esos brutos animales añorando su ración diaria de alimentos.
El calor se acentuaba cada vez más, y el caudal de sus pensamientos se hacía más amplio, había demasiadas nubes grises en su cielo para sacarle una sonrisa al juguetón niño que habitaba sus adentros. No evadía las miradas fulminantes de aquellos quienes se acentuaban a las puertas de su alma, las devolvía como rayos, retumbando como truenos, su mundo era cada vez más hostil, sus palabras cada vez más simples y su voz cada vez más tenue...pero seguía allí, intentando aferrarse a toda probabilidad de no sucumbir ante las adversidades, en ocasiones, el tiempo pasaba tan rápido que no le daba oportunidad de saber su propia ubicación, se perdía tan fácilmente en sus fantasías, en su propio mundo, su dolor era aplacado por la sabiduría de los escritores, tomar un libro era un boleto a otro mundo, ese donde conocerse podría ser un acto del destino o tan solo simple casualidad, donde los sentimientos se perciben con claridad, mundos fantásticos y comunes, escenarios grandes o pequeños con sus propios actores en acción, así era para el adentrarse en los libros, y escribir...ya eso es otra historia.
Countri15--Cristian Pérez.

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